TEMA
DE LA LECCIÓN: OBEDIENCIA
OBJETIVO:
Llevar a los niños y adolescentes a ser obedientes a sus padres y autoridades e
autoridades.
CLASE:
ES MUY BUENO SER OBEDIENTE
" Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del
Edén para que lo cultivara y lo cuidara, y le dio este mandato:
«Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del
conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas,
ciertamente morirás.».” (Génesis 2:15-17)
Todo
lo que Dios hizo era perfecto. El es tan maravilloso que primero preparó el
Paraíso, con un jardín lindo, varias flores de colores diferentes, diversos
árboles con frutos deliciosos, ríos y cascadas limpísimas!.
El
creó todo primero y, después, creó el
hombre para cuidar de todo lo que El había hecho. Todo para que el
hombre fuera feliz. Dió todo lo que o hombre precisaba, hasta una compañera
para formar una familia.
Dios hizo todo lo que el hombre precisaba
para ser feliz
El
ser humano recibió todo listo. No precisaba sufrir para conseguir nada, no
existía nada de malo que conocemos hoy en el mundo. Guerras, hambre, miseria,
enfermedadess, muerte...nada de eso hacía parte del plan original de la
creación de Dios.
Y,
para completar, el propio Dios iba todos los días al jardín para conversar con Adán y Eva. Como debían
ser perfectos aquellos días!!! No es verdad? Todas las tardes ellos se
encontraban con Dios y no sentían falta de nada material ni en su interior.
Dios
les dió todo. E solo pidió una cosa a cambio. Algo que no les costaba nada
hacer. Como reconocimiento por todo aquello que El (Dios) había dado: tantos árboles
con frutas deliciosas para comer, tanta alegría y tanta paz...El pidió que Adán
y Eva no tocasen en un árbol, que El llamó de “Árbol del Conocimiento del Bien
y del Mal. Aquél árbol era de ÉL .
No parecía
nada muy difícil de hacer, a final de cuentas, no faltaba nada para Adán y Eva,
no es verdad? Si ellos sintiesen hambre, el Jardín estaba lleno de árboles con
frutas dulces. Si sintiesen sed, tenían un rio limpiecito y fresquecito bien
cerca.
Cualquier
cosa que quisiesen, estaría al alcance.
Éste
Árbol del Conocimiento, era un árbol en medio de muchos otros árboles. Lo que
aquel árbol representaba para Adán y Eva es lo
que el diezmo representa para nosotros.
Deus
creó todo. Todo era de ÉL. Él resolvió dar todo al hombre y pide apenas que el
hombre devuelva 10% de todo lo que recibe, como señal del pacto que hicieron.
Separando lo que es de Dios, el hombre puede considerar lo restante como suyo.
Y Dios bendice todo lo que sobró, para que se multiplique.
Así,
mientras no tocaban en el árbol que pertenecía a Dios, el diezmo del Jardín del
Edén, Adán y Eva no tenían nada para reclamar. No era ninguna regla injusta o imposible
de cumplirse. Lo único que debían hacer era obedecer.
La obediencia
era un gesto de respeto y de consideración por todo lo que tenían recibido.
Mas, ellos fueron ingratos a Dios y desobedecieron, comiendo el fruto del único
árbol que Dios ordenó que no comiesen.
El
sabia lo que era mejor para ellos, por eso, prohibió. Dios quería protegerlos.
Mas ellos dudaron de Él y prefirieron obedecer al mal. Fue así que entró el mal
en el mundo: por medio de la desobediencia. Al aproximarse al mal, el hombre se
alejó de Dios. Con la desobediencia, el pecado y la muerte entraron en el mundo.
Toda
actitud tiene una consecuencia
En
el Jardín, había otro árbol especial,
llamado Árbol de la Vida. Los frutos de este árbol darían al hombre el poder de
vivir para siempre. Como ahora el ser humano ya conocía el mal, no podría más
vivir para siempre.
Así,
Adán y Eva fueron expulsos de aquel lindo Paraíso que recibieron de Dios. Ellos
estaban, en aquel momento, cosechando las consecuencias de la actitud de
desobediencia que decidieron tomar.
Así
es con nuestros padres. Ellos trabajan para ofrecernos lo mejor. Cuando
nascemos, no sabemos andar, ni hablar, ni preparar un sándwich. Recibimos todo
de aquellos que cuidan de nosotros. La única cosa que ellos nos piden es
obediencia.
Dentro
de nosotros, tenemos un poco de Adán y de Eva y no siempre confiamos que
nuestros padres saben lo que es mejor para nosotros. No siempre queremos
obedecer, mas debemos obedecer, por amor y honra a ellos.
Obedezca
hasta en las cosas pequeñas.
Aún en las cosas
pequeñas, como el horario de dormir, no salir de la casa sin avisar, no comer
chucherías, hacer las tareas, ir a la escuela… lo que sus padres les dicen para
no hacer o hacer. Lo que ellos dicen es que, si usted hace o no hace, puede ser
castigado.
Así como Dios expulsó
a Adán y a Eva del Paraíso por la
desobediencia, nuestros padres también son obligados a quitarnos alguna cosa la
cual nos gusta mucho para que aprendamos a obedecer. Es todo para nuestro bien.
No debemos prender solo
con el sufrimiento de las consecuencias de la DESOBEDIENCIA
Podemos aprender usando
la inteligencia, viendo el error de los demás y escogiendo no errar.
No podemos volver el
tiempo y deshacer la mala de decisión que Adán y Eva hicieron con el mundo,
pero podemos dedicarnos a no hacer nada parecido con nuestra vida. Podemos no
convidar el mal a entrar en nuestras vidas, obedeciendo a Dios y a nuestros
padres.
Al escoger la
obediencia, nos mantenemos cerca de Dios y lejos del mal.
La obediencia protege.
Obedecer a Dios, a los
padres, a los profesores, las leyes… la obediencia nos protege y nos ayuda a
crecer felices, pues nos aproxima a Dios. El mundo exalta la desobediencia
porque este mundo esta aun en las manos del mal.
Todo lo que el mal quiere
es mantener a los adolescentes apartados de Dios. Las personas quieren felicidad y
suceso, quieren vencer en la vida, quieren realizar sus sueños, mas, la única
manera de conseguir alcanzar todo esto es haciendo un pacto con Dios. La
obediencia es el secreto del suceso y de ser un vencedor.
Manténganse atento a
todas las cosas que sus padres le pidan y a todas las reglas que usted tenga
voluntad de obedecer. Haga una elección inteligente, luche contra s voluntad y
obedezca. Para arreglar las cosas en su vida, desde temprano, haga ese pacto
con Dios.
CONCLUSIÓN:
Obedecer es ser inteligente. Ese es el
secreto de ser un vencedor. Repita la frase:¡ La obediencia es el secreto del
suceso y de ser un vencedor!
Observaciones:
Pregunte a los adolescente (las que colocamos abajo son sugerencias que pueden ser
usadas, pero el consejero, que conoce bien a los teens y está con ellos en la
hora de la aula, puede y debe crear sus propias preguntas, relacionadas al
tema, para interactuar mejor con ellos y hacerlos pensar, aplicando en su
propia vida lo que escucharon). Pedir testimonios
(es importante que los niños vean el resultado de lo que se está predicando. Así
como el pastor muestra los testimonios de trasformación de vida, es importante
que la educadora muestre también testimonios. Converse con los teens y vea que ha hecho
estas enseñanzas en la vida de los adolescente. Usted se sorprenderá y el Espíritu
Santo orientará su trabajo). ¿Quién ya desobedeció y la pasó mal? ¿Quién ya obedeció y vio un buen resultado?
¿Quién era desobediente y, después de lo que escucho, empezó a obedecer más?
(esa pregunta debe ser hecha a lo largo del mes, después de que el niño haya
asistido a algunas aulas sobre el tema)
PD. Interactuar con los adolescentes, de acuerdo con
las respuestas. Pida la dirección del Espíritu Santo. Sepa dar ejemplos para
que los teens diariamente reciban una enseñanza extra. Los temas son mensuales,
pero los consejeros deben enriquecerse con los ejemplos diariamente.
0 comentarios
Publicar un comentario