Nombre: Gedeón ó Jerobaal
Significado del nombre: Guerrero poderoso
Lugar de nacimiento: Manasés
Logros: Derrotó a los madianitas y liberó a Israel de sus manos.
Virtudes: Valiente, determinado, obediente, fiel
Defectos: Creerse incapaz o inferior
Ubicación bíblica: Jueces 6 a Jueces 8
Gedeón era un hombre que vivía en cuevas, escondido a causa del miedo que le tenía el pueblo de Israel a los madianitas. Este temor les llevó al punto de vivir en una situación crítica, pasando hambre y siendo humillados durante siete años, refugiados en las cuevas.
Un día, el ángel del Señor se sentó debajo de un árbol y vio a Gedeón, quien en lugar de estar conformado con la situación, sacudía el trigo en el lagar (espacio reservado para hacer vino) en lugar de sacudirlo en la era, que era el lugar indicado para ello. Gedeón conocía las dificultades en las Israel se encontraba, pero no aceptó el fracaso al que estaba sometido. El ángel del Señor lo encontró así, en un momento donde su vida estaba en riesgo, luchando por salir adelante y por eso le dijo: “El señor es contigo hombre esforzado y valiente”.
La reacción que cambió la historia de una nación
Algo que impacta sobre Gedeón fue la reacción que tuvo ante la afirmación del ángel. Muchos en su lugar se habrían alegrado o hubieran recibido consuelo ante esas palabras, pero Gedeón no. Él utilizó su fe, su inteligencia y comprendió que si el Señor Todopoderoso estuviera con él, su vida no podría estar en la situación en la que se encontraba. Sus padres le habían contado sobre las maravillas extraordinarias que Dios había hecho en Egipto, ¿porqué no había realizado algo semejante ante los problemas que los enfrentaban?
“Ah, señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado…” (Jueces 6:13)
El ángel no se molestó, ni lo condenó por esta respuesta sincera, sino que lo envió pues con esa fuerza podría liberar a Israel de Madián. También le declaró que Dios salvaría a Israel a través de sus manos, pero frente a esa perspectiva Gedeón le respondió al ángel: “…Y él respondió: Ah Señor, ¿cómo libraré a Israel? He aquí que mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi padre” (Jueces 6:15). En pocas palabras se sintió pequeño para realizar la tarea que el Señor le encomendaba.
Dios no estaba mirando la condición de Gedeón, aunque él mismo si lo hiciera. El Señor no necesitaba que Gedeón tuviera capacidades, sino la indignación que ya había demostrado y fe verdadera. Dios reafirmó la promesa que había hecho y Gedeón, al escuchar sus palabras, decidió creer. Obedeció a Dios en lo que le pidió (el sacrificio del toro) demostrando nuevamente su valor, al no mirar el riesgo que corría.
Gedeón obedeció, siguió las instrucciones del Señor, y está escrito que después de su obediencia el Espíritu del Señor vino sobre él y de ahí en adelante su vida nunca fue la misma, al igual que con toda la nación de Israel. Gedeón derrotó a más de 100,000 madianitas con 300 hombres, capturó reyes, conquistó una vida de triunfos y victorias. Pasó de ser el menor en la casa de su padre, de vivir en cuevas a tener una vida plena, en libertad, disfrutando del respeto y la posición de ser uno de los jueces de Israel recordados en la Biblia.
Y tú, ¿estás indignado o resignado con la vida que llevas? ¿Has reaccionado como Gedeón frente a tus problemas?
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