“Hizo él lo recto ante los ojos de Dios, aunque no de perfecto corazón”
2 Crónicas 25:2
Vemos en este pasaje bíblico que el rey Amasías hacia todo bien. El gobernaba al pueblo, trabajaba, obedecía la ley de Moisés, solo tenia un pequeño pero, el no hacia con integridad de corazón.
Cuantas veces nos dejamos engañar por todo lo que hacemos, trabajamos de mañana hasta la noche, no hacemos nada equivocado, ¿pero será que estamos sirviendo a Dios de todo corazón?
Por el simple hecho de trabajar mucho y no pecar, no quiere decir que la persona agrade a Dios en su interior.
Cuantas veces hacemos mucho, pero vivimos reclamando, quejándonos, murmurando, hace lo que es necesario, porque debe cumplir con sus obligaciones, pero no hace con placer, no hace para honrar a Dios, no hace de corazón y por eso no puede ver resultados de su trabajo.
Debemos ver los detalles, en cada actitud para no caer en el error de hacer tanto y ser tan poco para Dios.
Trabajar cualquier persona puede trabajar, eso puede no significar mucho, pero hacer de corazón ni todos lo hacen.
A veces es mejor hacer un poco menos y presentar calidad de que querer mostrar que usted trabaja, dividirse en diez, pero hacer las cosas murmurando, convirtiéndonos en personas aburridas para nosotras mismas y para quien esta a nuestro lado.
Fuente: Blog de la Sra Cristiane Cardoso.
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