El Espíritu Santo es lo que nos distingue del resto del mundo.
Nos hace diferentes, pues es la marca de Dios en nuestras vidas.
En cada día del ayuno, usted es renovado, purificado y moldeado. No pierda ni siquiera uno de estos maravillosos días, pues lo mejor siempre está por llegar, aquel día donde diremos: Ah!!! que Día!!!!!
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