Los primeros apostoles nacieron de nuevo, cuando Jesús sopló sobre ellos el Espíritu Santo, conforme está escrito en Juan 20:22, pero solo en el día del pentecostés ellos fueron bautizados con el Espíritu Santo: Hechos 2:14,4
Como se ve, la grandeza de la venida del Espíritu Santo no es para hablar en lenguas, pero si para manifestar el mismo carácter de Su primer Hijo: Jesús.
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